El descanso

Soy un koala mecido

entre tus verdes ramas,

me estiro y busco

otro tallo donde quedarme dormido.

Tu cabeza posada en mi pecho,

que estalla tranquilo,

busca sentirse esta noche

acunada entre mis latidos.

Yo, exiliado de otros mundos

acepto y me hundo en tu vino,

olor a magia candente,

sol de la mañana huído.

Me refugio en tu cuello,

estatua de marfil erguido,

sombra de una esfingue herida

a quien mis labios sacan brillo.

Bajaré al monte de los mil olvidos

para contarte historias de saliva

y escribirte poemas sin sentido,

mente laberíntica, sonrisa de suspiros.

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