Bandera blanca,
dicen que llega el momento
en el que el pecho hundido
clama sabor de cielo.
Torres escarlatas se alzan
con el sabor
de un camello en llamas,
la guerra de desgaste
tu premio, mi desquicio,
error de mi lujuria
que solo pide amor a gritos.
Mi alma caída
vestida de rojo,
¡qué no vean mis heridas!
Que yo los cañonazos
digiérolos poco a poco.
Se inundan los caminos
de bermejas torres construidas
y el peso de mis camellos
me ahorra sorbos de vida.