Vuelvo a intentar rozar el horizonte,
de nuevo, tan cercano,
me perderé entre los montes
de mi pensamiento,
oculto entre célebres aluminios
que me alejen de la realidad,
ojos de estúpido vidrio
al ver tu vestido,
blanco y rojo, marchar,
tan rápido como cuando
la escalera fue tobogán,
como cuando te seguí como un loco
para poder asegurar,
que te acordarías de mi al día siguiente,
como te acordaste,
como te olvidarás.