Estás ahí,
ventana que no se partir,
como estatua
que busca huir.
Ñiña de ojos eternos,
sol del invierno,
busco hielo que herir
bajo tus pies de cemento.
Sueño con mezclarme
con tu piel incesante,
década sin tu sentir
ansia de mi hambre.
Fundido en tu abrazo
me sueño descalzo,
bajo tu bello semblante,
descubro tus manos.