Es el principio de otro hueso,
carne abatida, aplastada
bajo mis dedos.
Asfalto del que huyó, nada
a donde me aferro,
sueños húmedos cansados de trabas
que recoge este invierno.
Trabas escondidas en tus polvos
de deseo,
en tus piernas tierra amable,
oasis de cariño,
no puedo más, mi cielo.
Desembarco cruzando las olas,
mar que alumbra tormenta,
aurora
que al pensamiento no cesa.