Otras brisas

Me gusta tropezar,

soy libre de golpear mis pies

contra la piedra que no elija,

de resbalar por las casualidades

que acechan por la vida.

Extraña brisa

que te acompaña, eriza la piel…

Será que no ha vuelto a llover,

o puede ser, que la niebla

que brota en tu mirada me envuelva

en otro de mis delirios de amanecer,

o será, que al pintarte anclaron

una sonrisa en tu cara con pincel

para que la pasearas por el mundo

y untarlo todo de tu alegría y miel.

Con el alba

Esta noche ártica se acaba,
no veo la luz
pero busco la mañana.
Sentiré los rayos del sol dentro
consumiendo mi amalgama,
se retorcerá la luna al ver el sol
reflejado en las ventanas,
y aullará a través de los campos de rocío,
aullará su buena llegada.
Con un amanecer humilde
calentará las persianas,
se llevará la escarcha
que trajo la madrugada
y yo escaparé de la vorágine
Al alba, con el alba.

Grafos de decisiones

Se que si viviese cien años más,

y calculase un grafo de decisiones

todas las realidades acabarían

como empiezan mis sueños,

binomios de luz dividida

entre lo que aguantamos y lo que no.

Yo me pondré de copiloto

de un barco gobernado por la ira,

por tu necedad de no creer

que todo el universo

se rinde ante tus labios

y sólo quiero encontrar espacio

en la barrera de tu ombligo.

Estremecedor cielo de cabezas derrotadas,

la caída del coloso en llamas,

papiros en ofrenda del cáñamo,

nubes de vida en mi hipotálamo.

La huída

Desconecto.

Suda mi espalda

mis sueños estrellados

siguen chocando en mis adentros.

Vivo doblegado

por la ilusión del disoluto,

realidad perfecta en la que

respiro etéreo, disecado

como una pintura al lienzo.

Quiero ser por un martillo golpeado

contra una punta que separe mis dedos,

una sensación que me recorra el cuerpo.

Un brote de amargura,

un silencio que me come el alma,

un odio sin fin hacía mi.

Un techo nuestro, cubierto

de lunas y un negro sol

solapado con el cielo

y en la paredes lisas,

lianas y escaleras

para escapar de este infierno.

Batalla de botellas

Con otra noche sin luna,

me voy en busca de otro mundo,

en estas batallas de botellas

ganaré todas, perderé la guerra.

Sin saber cómo voy dando tumbos,

lo hago a ciegas,

encuentro el colchón que almacena tu pelo

y me tumbo boca arriba, me duermo,

a ver si vomito y atraganto mientras sueño

y descubren al mes siguiente que estoy muerto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Manantiales sin fin

Bosques de zarzas, afilado espino

atravieso mientras busco rastros perdidos

de manantiales orgullosos y hundidos,

agua fresca que me susurre que vivo.

 

Nado en sus aguas de duro olvido,

rémoras en mi espalda beben a gritos

los recuerdos en mi seca piel hendidos

succionan suavemente tu dulce hechizo.

 

De estas aguas profundas no se salir,

en el fondo, se que tus ojos no van a abrir,

me vuelvo loco e intento volver a subir

a coger un sorbo de aire y volver allí.

 

Me ahogo y me pregunto si de camino

volveré a notar tu compás con el mío,

joder, aquí abajo hace demasiado frío…

¿cómo volveré a sentir sin tu abrigo?

 

De estas aguas profundas no se salir,

en el fondo, se que tus ojos no van a abrir,

me vuelvo loco e intento volver a subir

a coger un sorbo de aire y volver allí.

Mierda

Incomprensión y locura me abaten.

Soy cenizas, promesas de euforia,

un animal abatido, fusiladme.

Soy las vueltas de una noria,

aquellas manos que sabían calmarme,

tu decepción más aberrante.

Soy mis mañanas frías, tus noches,

el juguete roto del que te cansaste.

Soy el intento de olvido, punzante.

Soy la caída abierta al hoyo,

la voz de un gilipollas, secante.

Soy tu silencio, mi camino torcido.

Soy un golpe torpe contra todo,

un mes estrafalario y errante.

Soy las siestas duraderas,

los besos a  ciegas al despertarse,

un perro que fue al campo

y no volvieron a buscarle.

Soy mis defectos del tiempo,

mi pereza, mi alejamiento,

soy, una mierda gigante.

De besos no dados

Si no me ayuda el norte

¿qué me queda?

Las infinitas vidas que pasaría

sobre tu piel desnuda,

un beso que recaería

en cada hueco que permitas,

somos circunstancias,

el viento que oprime cada mirada,

tú, tus brazos de bambú,

tu mirada rota,

tu pasado roto,

me rompería por que no te afectase

y la serenidad gobernase tu mente,

media vida te conozco

y vida y media es lo que me resta para poder luchar contigo,

con esa mirada que podría

helar un témpano

y tu media luna que se levanta en tu locura….

yo que soy un monstruo

y vomito calderos,

me agarro de tus manos

enjambre hambriento,

lo que sufrió tu espíritu

se que nunca podré arreglarlo,

poner tiritas en cada rasguño

y cubrir de sueños cada herida,

la trampa de no empezar la primavera

con tu sonrisa de aliado,

un día, tu y yo

nos comeremos el mundo,

nos abrazaremos hasta fusionarnos,

bella como ninguna

y me sobran dos letras,

soy un imbécil perdido,

sin saber donde está la meta.

Programa

En este mes tan auto-destructivo

en el que inundo mis pulmones

y asfixio mi hígado

me descubro cubierto de mierda.

Soy una función recursiva

de una función recursiva

de una función recursiva.

Mis días son bucles monótonos;

de otro día monótono;

de otro día monótono;

sin ninguna variable

que condicione las cervezas

que tomaré al llegar a casa.

Mis días son bucles monótonos;

de otro día monótono;

de otro día monótono;

que sacuden mi cabeza

como una ventisca en Alaska.

Una expresión asíncrona *,

un condicional que insiste,

*que suplica clemencia

en la necesidad de finalizarse,

de encontrar una excepción

que altere el espacio-tiempo,

antes de poder alterarse.

 

Cerillas y recuerdos

Busco en el silencio serenidad,

la imposibilidad de atrapar el horizonte…

Hoy, prendería el mundo en llamas,

ascuas purificando ciudades, mar y monte,

si tuviera una cerilla…

Zen, vuelvo a la calma,

ese tosco ruido siento que se apaga,

no sé a qué lobo debo alimentar,

voluntario iría de diana

a una prueba nuclear.

Mis demonios se regocijan,

intoxicada calma para olvidar

que alguna vez te conocí,

si es que alguna vez te conocí.

La tranquilidad de mi cueva

donde vivirán mis recuerdos

con las sombras que proyecte mi cabeza,

con los despojos que queden de mi.