Me gusta tropezar,
soy libre de golpear mis pies
contra la piedra que no elija,
de resbalar por las casualidades
que acechan por la vida.
Extraña brisa
que te acompaña, eriza la piel…
Será que no ha vuelto a llover,
o puede ser, que la niebla
que brota en tu mirada me envuelva
en otro de mis delirios de amanecer,
o será, que al pintarte anclaron
una sonrisa en tu cara con pincel
para que la pasearas por el mundo
y untarlo todo de tu alegría y miel.