Sólo me queda
el rastro de tu ausencia,
a esta piedra encadenado
me quedaré viendo marchar
los suaves pasos de tu estela.
Empújame,
empújame al agua con esta roca,
escupe mis pies de cemento,
y empújame,
fuerte, para que pierda el equilibrio,
empuja, remátame
por este precipicio.
Me quedaré rodeado de pelusas,
de grasa, de suciedad.
Imaginando que los crujidos de mi pecho
son los cristales que se clavaron cuando te conocí.
Imaginaré mis manos
surfeando por tu pelo
hasta que se queden petreas
y pueda comerte el cogote
a besos.