Historias de guerra

¿Cómo destruirme más rápido?

¿Cómo desaparecer?

Historias de esta guerra,

historias sin amanecer.

Me perderé en la niebla

que oculta tus mares mas profundos

y me masturbaré pensando

tus embistes de jineta desbocados,

como si me

comiera el barro,

ilustrando,

tu sudor mezclado

con tu sonrisa y tus gemidos,

como si la pared

fuese a quejarse de tus pechos

golpeando,

como si el colchón

se molestase

de tu espalda rebotando.

Por si apareces

Como cada noche,

busco en la almohada tu forma,

busco perderme entre tus dientes.

Abro la ventana, la puerta 

y el álbum de fotos,

por si acaso vuelves,

por si me envuelves,

porque mantengo la esperanza

de que apareces,

por si puedo quererte,

por si te enciendes.

Sólo me queda soñar,

soñar lo de siempre,

que empiezo a buscar tu cuello

y bajando,

acabo bebiendo

el néctar de tu bajo vientre.

Trece de copas

Soy el rey de las derrotas,

he perdido en el juego de perder

quizás nunca entiendas como

en tus ojos vi el amanecer,

y aprendí contigo,

aprendí a mirar más alto

tras salir de mi pozo oscuro

quería flotar agua de árbol,

tu fantasma me aparece,

en cuanto miro sin pensar,

figura de dulces destellos,

arrecife de coral,

ahora y como siempre,

lo perdí entero,

desde las cervezas con tu risa

hasta el sabor de tu cielo.

Luché

Luché,

con todo lo que pude,

luché.

 

Luché contra el viento 

por verar tus aires,

luché el invierno 

por llenar de tu primavera

estas calles,

desoladas por tu ausencia,

pensando que sólo fui la escoba

que sirvió para barrerlas.

 

Luché herido,

sin saber que era de muerte,

luché.

 

Luché

por seguir mirando el cinturón 

de galaxias que orbitan tus pupilas,

luché cada segundo

por permanecer en tu vida,

y ahora me pregunto

si te acordarás de mí algún día,

si tu risa y media luna,

me darán las buenas noches,

si el final de tus dudas

me darán los buenos días.

 

Luché,

bajo tus condiciones

luché.

Anhelo de tí

Las esquirlas se clavan 

en mi pecho abierto 

para decirme que seguramente 

nunca más aparezca 

tu sonrisa de cielo,

presencia unánime anglosajona,

cerebro vetado a descubrir,

esferas de barro

que quitan el aliento.

 

Que este sino despierto

me conduzca mar adentro,

 

Sólo me queda soñar,

soñarme entre tu cuello,

soñar que me avisas

y ofrecerme entre caricias

a la plenitud de tus dedos.

Empújame

Sólo me queda

el rastro de tu ausencia,

a esta piedra encadenado

me quedaré viendo marchar

los suaves pasos de tu estela.

Empújame,

empújame al agua con esta roca,

escupe mis pies de cemento,

y empújame,

fuerte, para que pierda el equilibrio,

empuja, remátame

por este precipicio.

Me quedaré rodeado de pelusas,

de grasa, de suciedad.

Imaginando que los crujidos de mi pecho

son los cristales que se clavaron cuando te conocí.

Imaginaré mis manos

surfeando por tu pelo

hasta que se queden petreas

y pueda comerte el cogote

a besos.

No olvidar

Confundo los sueños con la realidad,

tan nítidos que hace dos noches

mi hija fue lo más importante 

durante 5 minutos, fue verdad.

Así, tu sonrisa me persigue

aunque no volveré a ver la real,

como la obsesión de no olvidar

el olor de tu último abrazo.

No olvidar. No olvidar.

Trataré de emularlo en sueños,

en ese mundo torcido y perfilado 

donde aún sigues estando

coloreada en tus dulces trazos.

Mientras en este mundo,

las paredes encogen

a una velocidad de vértigo,

me presionan pecho,

cabeza, rodillas, reflejos.

La tristeza de volar en mis aullidos.

Existió alguna vez esa conversación 

que no recuerdo,

son gotas que no puedo distinguir,

delirio y sueño,

no sé crear el mundo sin ti.

Tu ausencia

Caeré otra vez.

No entiendo tu silencio,

no entiendo nada,

Sólo quería darte todo

a pesar de  mis errores,

escultura del invierno.

Me uniré a mis demonios,

líquido infierno,

donde quemar todo,

quemarme mis adentros,

quemar mi esófago

con la mierda que vomito

al ver al sol salir.

Vuelvo con mis demonios,

me maldicen y me entienden,

me merezco más, no,

hoy no voy a huir.

Lucharé en cada lata,

para perder contra tu brillo

y llenaré el  océano

de ganas de tenerte junto a mi.